Todos los años para estas fechas reflexionamos entorno a lo que hicimos o bien dejamos de hacer durante los 365 días del año. Sin mencionar la serie de "metas" propuestas para cada nuevo año. ¿Pero realmente sabemos lo que hacemos?
Es difícil hacer una reflexión válida, una introspectiva de nosotros, evaluándonos de forma integral y objetiva sobre los actos que hacemos.
¿De verdad estoy dando todo lo que tengo? ¿Acaso prefiero hablar de metas aplazadas o bien inconclusas hacia el nuevo año, por no tener el valor de concretarlas?
Ideal es tener un plan y ejecutarlo sobre la marcha. No hablo de capacidad de hacer algo, porque el que quiere, puede.
El mayor de los obtáculos en nuestras metas son nuestros propios miedos.
Nunca dejes de soñar, pero no te vayas en el sueño. No divagues en él y tráelo a la realidad. Siempre sueña, siempre vuela alto y aspira a la cúspide de tus deseos. Este será el motor que te permitirá seguir hacia adelante y lograr cada uno de los pasos en el caminar de la vida.
Cierre de capítulo, sí, del gran libro que minuto a minuto, día a día, años tras año, escribimos llamado vida. Así como la tuya y la mía, hay millones de libros llamados vida, cada cual con su personaje principal, un sello característico.
Sólo aquellos que lograron alcanzar sus sueños, han hecho de sus vidas un best seller, del cual todos conocen.
No dejemos que la existencia sea vaga, vacía... Hagámosla sentir dejando huellas entre las personas que nos rodean y si podemos trascender fronteras: ¡Perfecto!. Si calaste en alguien. Si tu presencia no fue efímera en el mundo, lo habrás logrado.
Sigue hacia adelante y que este nuevo capítulo que estás por iniciar en el año venidero, sea de los mejores que hayas escrito o por lo menos superen por mucho los anteriores.
Recuerda que tu eres la tinta y tu vida el papel en el que dejas grabado tu legado.
¡Felices fiestas!
David
